EL PAPA ADRIANO VI. Iglesia de Santa María dell'Anima.
Fotos personales tomadas el 11 de noviembre de 2019
Esta es a mi entender la joya del patrimonio funerario de esta iglesia. La construcción de esta obra de arte fue dirigida por BADASSARI PERUZZI. En ella vemos tres niveles. En el nivel inferior se puede observar una larga descripción de la vida y virtudes de Adriano de Utrech y en el costado derecho el blasón del Cardenal Entzevoir. En el nivel intermedio, encontramos a ambos costados en hornacinas las alegorías de las cuatro virtudes cardinales con los atributos que las identifican a cada una. En el centro un relieve que muestra la entrada de Adriano VI a Roma, con detalles de río Tiber, la cornucopia de la abundancia y detalles de algunos edificios conocidos de la ciudad. En el nivel superior vemos a Adriano VI reclinado corona con la tiara papal
RECURSO.
ADRIANO VI. Pontificado
El 9 de enero de 1522 fue elegido Papa sucediendo a León X. El nuevo papa se encontraba en Vitoria ejerciendo como regente de España, preparando a Navarra para la defensa frente a la invasión francesa. La noticia llegó a la Casa del Cordón, donde se hospedaba, el 22 de ese mes. Fue el último papa no italiano hasta 1978 en que Juan Pablo II accedió a la silla de San Pedro.
En una solemne declaración el 8 de marzo de 1522 Adriano VI aceptó la elección. En ella proclama su confianza en Cristo, «que le dará fuerza, aun siendo indigno, para defender a la cristiandad contra los ataques del mal, y para reducir, al ejemplo del Buen Pastor, a la unidad de la Iglesia a los que yerran y están engañados».[2] Enseguida emprende el viaje, acompañado de su inseparable secretario y biógrafo, el doctor Blas Ortiz, siguiendo el curso del Ebro hasta Tarragona, ciudad en la que embarcó para Roma para tomar posesión de la silla apostólica. La ceremonia de coronación fue el 31 de agosto.
A la llegada del Papa, reinaba la peste en la Ciudad Eterna. Al día siguiente de su coronación Adriano pidió ayuda a los cardenales para su doble proyecto: la unión de los príncipes cristianos para combatir al turco y la reforma de la curia. Sin embargo, tuvo dificultades entre los cardenales, no habituados a su estilo de vida sobrio y austero. Su costumbre de celebrar misa a diario, algo insólito entonces, producía rechazo. En el consistorio de 26 de marzo de 1523 el Cardenal de Santa Croce quiso pedir la confirmación de los indultos y privilegios concedidos por León X. Cuando el cardenal le recordó la inaudita amabilidad con que los cardenales lo habrían elegido Sumo Pontífice, Adriano contestó que lo habían llamado al martirio y a la cárcel. Allí tenía una Iglesia agotada y pobre, por lo que les debía muy poco; ellos habían sido más bien sus verdugos.
Curtido en los avatares políticos antes de acceder a la Santa Sede, su breve paso por ella (poco más de un año) no le ofreció oportunidad de utilizar la experiencia adquirida en las tareas de estado. Pudiera pensarse que, en todo caso y por el favor que le había hecho Carlos V, iba a ser un pontífice dócil y sumiso al emperador, pero no fue así, o no al menos de forma incondicional.
Adriano hizo esfuerzos por obrar con imparcialidad en la pugna continuada entre Carlos y Francisco I de Francia y no siempre estuvo del lado del emperador. Al final, no obstante, entró en alianza secreta con Carlos V, Inglaterra y Venecia en contra de Francia mientras que en 1522 el sultán Solimán el Magnífico tomó la isla de Rodas.
Su temprana muerte (septiembre de 1523) le impidió realizar cualquier acción en el seno de tal alianza, como tampoco le permitió poner algún remedio al avance del luteranismo.
Durante su pontificado, Adriano VI canonizó a San Antonino de Florencia.
Falleció el 14 de septiembre de 1523, y fue sepultado en un suntuoso mausoleo diseñado por Badassare Peruzzi en la iglesia romana de Santa Maria dell'Anima.
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