Monumento al PapaLEÓN X. Basílica de Ara Coeli. Roma.
[NO ES SU TUMBA QUE SE ENCUENTRA EN LA IGLESIA DE SANTA MARÍA SOPRA MINERVA]
Foto personal tomada el 11 de noviembre de 2015.
Como protestante miro con tristeza a este personaje que a mi entender era el típico hijo del poder. Viene de la familia de los Medici con mentalidad totalmente mercantil. Bajo la palabra mecenas, y lo fue en verdad como participe del Renacimiento, se esconde la forma más cruel de dilapidar los recursos de la comunidad cristiana. Es la persona menos adecuada o menos preparada para comprender los motivos de Martín Lutero y el movimiento de la Reforma en su proceso inicial.
El escudo de armas de este Papa muestra claramente su pertenencia y mentalidad de banquero ya que el mismo es el escudo de la familia Medici.
RECURSO..
Situación del papado
La construcción de la Basílica de San Pedro emprendida por León X demandaba cuantiosas inversiones de oro y plata, metales agotados en las arcas de la Iglesia de Roma; había que allegarlos por vía de tributos especiales y recaudaciones extraordinarias. Agobiados los Estados Pontificios por las cada vez más abultadas medidas fiscales, acudió el papa al socorrido recurso de la venta de indulgencias; bajo la promesa de obtener el ciento por uno en la otra vida, publicó una bula el 31 de marzo de 1515 solicitando los donativos de los fieles cristianos para la obra basilical. La escandalosa transacción de indulgencias por dinero fue el detonante para que Martín Lutero iniciara en 1517 una reforma eclesiástica que habría de escindir la comunidad cristiana. De nada sirvieron las condenas de las doctrinas luteranas hechas por el papa ni la excomunión en 1521 de su autor y de quienes las siguieron: la Reforma protestante no se pudo frenar.
Situación del papado
La construcción de la Basílica de San Pedro emprendida por León X demandaba cuantiosas inversiones de oro y plata, metales agotados en las arcas de la Iglesia de Roma; había que allegarlos por vía de tributos especiales y recaudaciones extraordinarias. Agobiados los Estados Pontificios por las cada vez más abultadas medidas fiscales, acudió el papa al socorrido recurso de la venta de indulgencias; bajo la promesa de obtener el ciento por uno en la otra vida, publicó una bula el 31 de marzo de 1515 solicitando los donativos de los fieles cristianos para la obra basilical. La escandalosa transacción de indulgencias por dinero fue el detonante para que Martín Lutero iniciara en 1517 una reforma eclesiástica que habría de escindir la comunidad cristiana. De nada sirvieron las condenas de las doctrinas luteranas hechas por el papa ni la excomunión en 1521 de su autor y de quienes las siguieron: la Reforma protestante no se pudo frenar.
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